Leo con interés a Sonia Cervantes, psicologa, que publica el libro «Vivir con un adolescente» huye de los parámetros basados en el autoritarismo y que se sustenta en tres pilares: tiempo, paciencia y afecto.
Educar es formar personas aptas para gobernarse a ellas mismas, el objetivo de la educación es formar personas autónomas, no tenemos que confundir educación con adoctrinamiento, dice que lo que hace que una persona funcione no es la motivación externa, es la automotivación, aqui es donde entra la educación en inteligencia emocional con una visión más positiva del mundo.
Rebelde por naturaleza lo es alguien que está en proceso de construcción y esto hace que sea mucho más critico. El cerebro es rebelde por naturaleza! basta que te digan que no hagas algo para que se genere el deseo de hacerlo. La rebeldía no es algo negativo, ahora bien, la rebeldía unida a la falta de madurez y de autocontrol, si que lo es.
Los padres de hoy son hijos de una generación en la que la palabra autoridad tiene una connotación muy negativa. No se debe ser un sargento de hierro pero si debes poner unas normas. No es que los adolescentes no acepten las normas, muchas veces lo que no aceptan es la manera como los padres plantean las normas y los limites que es distinto. Puede que no lo parezca, pero ellos nos piden continuamente que los vayamos marcando y dirigiendo para que luego puedan decidir de forma autónoma.
La falta de tiempo por parte de algunos padres cada vez más atareados para hacer frente a la situación económica actual es uno de los grandes contratiempos a la hora de educar. Sonia Cervantes nos dice que lo que está fallando no es la falta del tiempo, sino la gestión del mismo. En la agenda mental deben haber dos conceptos muy claros; qué es urgente y qué es importante. Lo urgente es ahora y aquí y lo importante es algo que puedes delegar para otro día. La educación de los hijos es importante y urgente a la vez.
Se debe escuchar antes de intervenir, un adolescente lo único que quiere es ser entendido, aceptado y querido. o que hacemos generalmente con un adolescente es darles un discurso o un sermón desde nuestra posición de adultos, por lo que son incapaces de ponerse en nuestro lugar. Lo fundamenta para una buena comunicación es la capacidad de empatizar con el otro y de conectar con sus emociones.
Las empresas más actuales hoy día a la hora de contratar personas se interesan más en las personas con una buena inteligencia emocional más que en la capacidad intelectual. Por eso es importante tener en cuenta a la hora de educar que desde la mismisima infancia se eduque con empatía, habilidad social, autocontrol, automotivación…