«Uno crece continuamente y cambia»
Os comparto esta entrevista publicada en el diario la Vanguardia. Otto Kernberg, psiquiatra, psicoanalista e investigador comenta
82 años. Nací en Viena y vivo en Nueva York. Casado. Tres hijos de mi primer matrimonio, que duró 51 años: enviudé. La libertad absoluta es caos; la igualdad absoluta, totalitarismo: las dos evitan una fraternidad fácil. Creo en la existencia de principios morales universales
¿Se volvió a enamorar?
Sí, trabajaba con ella desde hacía 30 años, amiga de la familia. Una vieja amistad se transformó en una relación de amor.
Curioso.
Uno crece continuamente y cambia.
Ojalá.
Estoy agradecido de esa capacidad de no quedar encerrado en mí mismo y en mis propias ideas.
¿Sus cambios esenciales? Mi vida ha estado muy influida por mi actividad profesional, y he aprendido a respetar las corrientes inconscientes que guían la vida personal y que son fuente de inspiración, de conflicto y de conductas autodestructivas. Y también las profundas dimensiones del amor que uno sólo llega a reconocer plenamente a través del tiempo.
Hábleme de esas dimensiones… La importancia de lo erótico a lo largo de toda la vida.
¿El erotismo no se apaga con los años? Esa es una idea muy convencional. Lo erótico no se transforma en una amistad cariñosa, hay evidencia empírica de que no es así. Un tema sobre el que investiga. Estudios sobre parejas felices que comenzaron con la combinación de apasionamiento sexual y amor intenso mantenían el mismo tipo de relación a lo largo de muchos años. La destrucción de la vida erótica es uno de los síntomas más importantes de la destrucción de la vida emocional. Es triste cuando ocurre. Hay también estudios neurobiológicos que muestran lo mismo: viejas parejas enfrentadas con las imágenes de su pareja activan ciertos neuropéptidos específicos de la excitación sexual, igual que recién enamorados.
¿Congeniar, encontrar a esa persona, es cuestión de suerte? Es una combinación de suerte y potencial de crecimiento emocional. Influye el grado en el que uno está limitado por conflictos inconscientes no resueltos. Pero a medida que crecemos nuestra capacidad de elección es mayor, porque podemos reconocer valores en personas muy distintas y adaptarnos, en contraste con rigideces iniciales. Pero en cualquier relación de amor hay siempre un elemento de agresión. Cierto, y hay que integrarlo. Una buena pareja no es la que nunca pelea, sino la que es capaz de tener momentos difíciles con la conciencia clara de que en el fondo el amor es lo constante.
La diferencia entre la tolerancia individual a la complejidad y la intolerancia en lo convencional. Necesitamos una moral convencional, unos sistemas de pensamientos comunes, pero son generales y no toleran complejidad, por eso los grandes avances siempre se deben a un grupo reducido.
¿El peligro es que lo convencional nos devore? Sí, porque necesariamente interfiere con el pensamiento individual. Hay que mantener el pensamiento individual a la vez que la empatía con lo que nos une a los demás.
Más de cincuenta años escuchando a personas tumbadas en un diván. ¿Cuál suele ser la piedra en el zapato? Yo diría que hay dos niveles de problemas: los casos menos graves y más frecuentes, cuya problemática se centra alrededor de la sexualidad infantil, tienen que ver con atreverse a una relación íntima con una persona sin prohibiciones inconscientes a un amor pleno.
A menudo, cuando uno tiene la posibilidad de una buena relación, inconscientemente la socava. ¿Cómo ayudar a los niños para que no desarrollen esa mala costumbre? Respetando su personalidad, interesándonos por lo que les pasa y conociéndolos para influir en su modo de pensar en vez de imponer órdenes y estructuras. Respetarlos. La negación de la vida sexual infantil sigue siendo uno de los grandes tabúes. El otro caso que suelo ver es un conflicto entre amor y odio intenso: separan lo bueno de lo malo y ven al otro y a sí mismos buenos o malos según su estado del momento. Los y las «nunca más». Sí, los que te mandan al diablo, una incapacidad de entender a otros en profundidad, con lo bueno y lo malo. Se llama difusión de identidad y es otra de mis especialidades. Hacemos estudios mediante resonancia magnética, porque existen zonas del cerebro que activan afectos negativos. … Y repetimos comportamientos. La experiencia del afecto y su significado se acumula en el hipocampo. Cuando hay una nueva experiencia, el hipocampo nos dice qué nos pasó antes en situaciones similares y ya estamos predispuestos.
¿Cómo acabar con esas repeticiones? Crecemos cuando nos damos cuenta de la responsabilidad que tenemos en lo que nos sucede y cambiamos nuestra actitud, aprendemos del pasado. Yo he aprendido a tolerar en mí tendencias autodestructivas sutiles y ser más tolerante con los demás.
¿Cuáles son las herramientas que debemos trabajar para tener una buena vida? Curiosidad, persistencia, modestia, conocimiento de los propios límites y suerte. ¿Usted la ha tenido? Sí, en las personas que he llegado a conocer, mi primera mujer, la actual, grandes profesores y grandes amigos. Es una combinación de estar alerta, de saber apreciarlo y de buena suerte. Y que la salud te acompañe.